El proceso de lapeado de cilindros o tubos es considerado como una operación de mecanizado de “súper acabado”. A grandes rasgos, consiste en un “rectificado interior” de alta precisión, capaz de dejar rugosidades inferiores a Ra 0,2.
En este proceso, el cabezal de la máquina realiza movimientos de traslación y rotación, mejorando el acabado concéntrico del tubo o cilindro mediante un abrasivo. Así mismo, es posible variar la rugosidad mediante cambios en la inclinación de dicho cabezal.